Monday, August 15, 2011

“Hoy… podré quedar atónito”

A mis amigo(a)s cibernautas:
Agosto 13, 2011 · 
Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos” Hechos 12:16.
Hay cosas en la vida que nos dejan sorprendidos. Noticias que no esperábamos, reacciones incontrolables que nos desajustan, regalos que nos dejan con la boca abierta, amigos que hacía años no veíamos, libros que creíamos perdidos.  La vida está llena de sorpresas. Con Dios siempre existe la posibilidad de ser sorprendidos. Dios es Dios de grandes sorpresas. Siempre he dicho que caminar con Dios es una aventura y un misterio. Una aventura porque  Él me llevará por caminos que nunca he imaginado transitar y un misterio porque Él no me revela el resto del camino sino que me lo va desplegando paso a paso y ese es el camino de fe. En el Capítulo 12 de Hechos narra que Pedro estaba preso y la Iglesia oraba por Él. Pedían sin duda la liberación de Pedro. Dios les sorprende tanto a Pedro como a la Iglesia con una liberación inesperada y milagrosa. Pedro llega a la casa donde los hermanos oraban. No podían creer que era Pedro. Curiosamente encontramos que ellos oraban por Pedro y ahora que el Señor lo libera no lo pueden creer. Llamaron hasta loca a Rode la joven que llevó la noticia que Pedro estaba a la puerta. Quedaron atónitos, es  igual que quedarse de una sola pieza, sin moverse. Oh, amados, muchos quedáramos atónitos cuando a raíz de tu vida devocional, vean lo que Dios hará contigo, en ti y a través de ti.  Dios aún sorprenderá a muchos.
Necesitamos creer en Dios y esperar grandes cosas. A veces nuestra mente es pequeña y aunque oramos, una pequeña sombra de duda parece esconderse sigilosamente para saltar con incredulidad en el momento en que Dios decide sorprendernos. La más grande sorpresa de la vida estará delante de nosotros. Hoy, decido estar listo para quedar atónito ante la manifestación poderosa y gloriosa del único Dios viviente.
Señor, confieso en este día el que a veces mi incredulidad es tan grande que no me deja ver tu majestuosidad. Sin embargo, a pesar de mi duda, tu gracia y misericordia son mayores para sorprenderme.  Hoy, decido ante ti ser sorprendido y dispuesto a quedar atónito ante tu amor. En el nombre de Jesús. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano. www.serafincontreras.com

Apenas ayer -¿será casualidad que la reflexión de hoy nos lo recuerde?- nos ocupamos de la importancia de ser movidos por el Espíritu Santo que se nos ha dado y  no tengo la menor duda que, en mayor o menor grado, a todos nos tocó el corazón, sin embargo, también me atrevo a asegurar que con gran rapidez, con gran facilidad, a todos, en mayor o menor grado, nos duró muy poco nuestro sentir espiritual por haber sido absorbidos por el ambiente materialista en el que vivimos y caemos en el error de sentirnos capaces por nosotros mismos y olvidarnos de Dios quien en su Palabra nos recuerda: “no es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios” (2 Corintios 3:5 NVI)… Ese es el riesgo de perder nuestra sensibilidad y caer en el extremo de “darle la espalda” a nuestro Señor y Salvador, porque se nos olvida quien nos da la vida y terminamos reclamándole porque no tiene “los moños” que quisiéramos: se antoja usar la expresión de mi pueblo: “de cuándo acá los patos le tiran a las escopetas?”… pero como la Biblia, el Manuel de Vida que nos ha dado Dios –hasta eso le debemos- tiene respuesta para todas nuestras necesidades, veremos que nos dice en su Palabra: “¿Puede la vasija decir del alfarero: ´Él no entiende nada?” (Isaías 29:16 NVI)… Qué bueno que quien pasó a dar su testimonio por haber sido salvado de una grave enfermedad, nos da un gran motivo para alabarle y bendecirle, pero también qué bueno que lo puedo alabar y bendecir porque no me he enfermado, que nuestro reconocimiento, nuestro amor a nuestro Señor y Salvador no dependa sólo de manifestaciones exteriores que me “dejan con el ojo cuadrado” sino del fortalecimiento de mi relación personal con mi Creador, con mi Salvador, con mi Proveedor, con mi Libertador, con mi Sanador, con mi Amparo y Fortaleza, con mi Pastor porque en él no me falta nada, aleluya!...

“porque sé en quien he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que he dejado a su cuidado” (2 Timoteo 1:12 NVI).
Gracias Padre por este nuevo dìa, gracias por la luz de tu Palabra, gracias porque siempre estàs al pendiente de mì y de los mìos… Padre, te pido me enseñes a vivir guiado por tu Santo Espìritu, hazme sensible a tu voz y, sobre todo, hazme obediente a tu voz, aunque no me agrade lo que me digas, no me permitas que en momento alguno ponga yo oìdos sordos a tu voz, te lo pido en el nombre glorioso de Jesucristo, mi Señor y Salvador, amèn!...

Tijuana, B. C., agosto 13 del 2011



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